Por: Percy J. Paredes Villarreal
La crisis que viene viviendo nuestro país, tiene dos lecturas o interpretaciones: La primera: que es de carácter coyuntural, funcional o también lo podemos denominar dialécticamente de forma; para lo cual, hacemos uso de la observación directa para ver lo que acontece día a día; y lo segundo, observando los acontecimientos coyunturales de la política se debe tener una mirada profunda, de fondo, estructural, sistémica, que va a permitir hacer un análisis y a la vez una interpretación del hecho social.
En esta ocasión, dentro de un enfoque sistémico dialéctico, considero que debemos ir al análisis de fondo, que a mi entender es la crisis del neoliberalismo; que tuvo: un inicio, seguido de un proceso de crecimiento, luego a entrado a una crisis que se ha venido alargando durante estos últimos más de 30 años; y debe dar paso a la construcción o imposición de otro modelo que puede ser más autoritario y antidemocrático liberal, o una propuesta que puede ser todo lo contrario a lo mencionado, democrático, participativo, transparente, intercultural.
En estos momentos podemos observar que existe un proceso de alargamiento del modelo; y que estamos viviendo una segunda crisis política profunda, cuyo grupo de poder que tiene el control del Estado, está impidiendo el cambio por otro nuevo; para ello está generando políticamente conflictos entre: a) las derechas (ultraderecha y centro derecha) o también denominado sectores fascistas contra los denominados caviares; y b) en estos últimos dos años está entre la derecha mestiza aculturada, colonial, criolla, centralista y limeña, contra las etnias regionales con sus movilizaciones sociales están acelerando el fin del neoliberalismo; exigiendo un cambio de modelo de desarrollo. Por lo tanto, el presente artículo lo divido en tres partes.
Causas e inicios de la implementación del neoliberalismo en el Perú:
El neoliberalismo, como modelo de desarrollo que sostiene al sistema capitalista, se implementa en América en la década de los años 70 del siglo pasado; y en nuestro país, se inicia en los 90, con el gobierno de Fujimori, y esta se divide en dos etapas que vinieron a ser: A) Crisis del modelo ortodoxo y del Capitalismo de Estado, expresado en el primer gobierno aprista, y en la derrota electoral de Mario Vargas Llosa y de la oligarquía política, propiciando el surgimiento de una nueva clase política mestiza, que rápidamente se adecuo y se convirtió en criolla y defensoras del modelo neoliberal; B) Triunfo de Fujimori, quien es el encargado de implementar el neoliberalismo en el país, dividiéndose en tres periodos: B.1) Gobierno democrático (1990-1992), en el cual forma un gobierno de ancha base, inicia su gobierno con la aplicación del paquetazo de 1991, llevando a cabo su plan de gobierno que no le da resultados en lo inmediato; B.2) Gobierno dictatorial (1992-1995), cambia de plan de gobierno ejecutando la del perdedor, para implementarlo tiene que dar un “autogolpe de estado”, recibiendo el respaldo:
a) A nivel internacional de los Organismos Financieros Internacionales, y b) A nivel nacional recibe el apoyo de las Fuerzas armadas, el sector empresarial y las Iglesias católica y evangélicas, asimismo inicia las reformas estructurales, teniendo como sustento la aprobación de una nueva Constitución Política Neoliberal en 1993, justificando los ajustes estructurales que comienza a desarrollarlo, logrando el respaldo mayoritario de la población, además desarticula y desaparece a los gremios y dirigentes sindicales, sufriendo una derrota la izquierda en su conjunto, además aparecen de grupos paramilitares de aniquilamiento; B.3) Gobierno autocrático, (1995 – 2000), continua con la segunda ola de reformas estructurales, basado en: a) Privatización de las empresas públicas, b) Despido masivo de trabajadores estatales, c) Reducción del Estado, d) Trasladar los servicios de educación y salud al sector privado, e) Fortalecer la economía de mercado, f) Con el apoyo de las rondas campesinas se pudo derrotar al terrorismo, etc.
Caída del Fujimorismo, destape de la corrupción:
Para la siguiente etapa, al cual lo podríamos denominar crecimiento económico y chorreo: Fujimori quiso continuar con la ampliación del modelo neoliberal, ya que se había consolidado como gobierno autocrático que aspiraba a un nuevo mandato, contraviniendo con la Constitución Política de 1993, que elaboro y fue aprobado mediante referéndum de 1994; y contra la opinión del Tribunal Constitucional, que manifestó no hay cabida a una nueva re-reelección presidencial. El autócrata tenía el control de todas las instituciones públicas y electorales, incluso las fuerzas armadas se subordinaron política y militarmente al japones.
Mientras que la población comenzaba a desencantarse del gobierno y del neoliberalismo, debido a que su sacrificio no tuvo resultados favorables a la ciudadanía; ya que, el crecimiento económico generó más pobreza y desigualdades sociales, propiciando el descontento expresándose mediante movilizaciones sociales.
El auge del movimiento social se canaliza mediante el descontento por el fraude electoral en el año 2000, llevando a masivas movilizaciones por parte de la ciudadanía, contra un nuevo mandato de Fujimori, siendo la Marcha de los “4 Suyos”, una de las multitudinarias manifestaciones, que aceleraron el desgaste del gobierno fujimorista. A los pocos meses de juramentar un nuevo periodo, la oposición difunde un “Video”, en el que se ve a su asesor Vladimiro Montesinos entregando cuantiosa suma de dinero a un Congresista de la oposición para que vote a favor de Fujimori, y luego se pase a la banca del oficialismo. Eso implico la caída, la posterior fuga y renuncia por fax a la presidencia del exmandatario; a la vez, permitió destapar la corrupción que predomino dentro del régimen fujimorista, siendo sus principales beneficiarios parlamentarios, ministros, representantes de las instituciones públicas, directores de medios de prensa, periodistas, artistas, etc.; de esa manera se da inicio a la primera crisis política neoliberal.
El inicio de la Transición Democrática, crecimiento económico sin chorreo, y las reformas políticas y sociales, para alargar el modelo neoliberal:
Este hecho político, impacto en los seguidores del fujimorismo, tuvieron que aceptar su derrota y ceder el poder a la oposición para iniciar un proceso de “Transición Democrática”, liderado por la centro derecha, que en este caso fue asumido por el congresista de Acción Popular Valentín Paniagua.
La “Transición democrática” dio paso a una nueva etapa, en el cual la derecha se había dividido entre la ultraderecha, representado por los seguidores de la dinastía y clan Fujimori que habían sido derrotado políticamente; y el otro sector que fue la centro derecha, en el que consideraban que debía realizarse reformas al modelo neoliberal; de esa manera alargarlo por más tiempo. Y por otro lado se encontraba el sector popular, que no tenía mucha representatividad política, y que apostaba por un nuevo modelo de desarrollo más equitativo, participativo, transparente, etc.
A esta etapa correspondiente a los años 2000 – 2016, se le denominó el “fujimorismo sin Fujimori”, cuyo modelo continúo dándose dentro de la democracia liberal y representativa, teniendo en la Constitución Política de 1993 la sostenibilidad del neoliberalismo; estas reformas fueron en aspectos políticos, sociales y culturales, más no económicas. Ya que, la economía se sustentó en la priorización de las actividades primarias exportadora, basado en el extractivismo de la minería; dejando de lado las privatizaciones de empresas públicas porque no había nada que vender, por el contrario, esos recursos obtenidos de las ventas nunca se supieron a donde fueron a parar.
Mientras que, en el aspecto político, los procesos electorales tras la “Transición Democrática”, permitió un engaño de los candidatos que llegaron al poder, ya que durante su campaña electoral cuestionaban al modelo predominante, y planteaban cambios estructurales; pero al llegar al gobierno hicieron lo contrario. Mantuvieron el modelo imperante y predominante, generando el hartazgo y cuestionamiento por parte de la población que exigía cambios profundos.
A la vez, la “gobernabilidad democrática” vivió una situación de fragilidad, debido a que en este periodo los electos mandatarios no contaban con un parlamento con mayoría absoluta a su favor; por lo que tenían que hacer alianzas con otros partidos afines para poder tener el respaldo e implementar sus reformas.
Las reformas neoliberales que se comenzaron a dar, al cual se le denomino “Crecimiento con chorreo”; permitió escuetamente resultados políticos más que económicos, como: a) Reducción de las brechas salariales, b) Reducción de la pobreza y la desigualdad social, c) Equidad de género e igualdad de oportunidades, d) Participación de la mujer en la política mediante el proceso paritario y alternancia, e) Meritocracia en el sector público, f) Mejoramiento de la educación universitaria, g) Políticas públicas para combatir la violencia de género; entre otras políticas públicas, que se aprobaron e implementaron durante los gobiernos de Alejandro Toledo (2001-2006), García (2006-2011), Humala (2011-2016).
A pesar de la traición por parte de los candidatos que llegaron a ser gobernantes; el descontento de la ciudadanía se iba incrementando. Motivo por el cual, desde la población comenzaron a manifestar su oposición a algunas reformas neoliberales, particularmente a la actividad extractiva como lo fueron: a) El Baguazo, b) Conga, c) Tía María, etc.; ya que iba en perjuicio de los intereses de las grandes mayorías que se dedicaban a la actividad agrícola, y que comenzaron a ser despojado de sus propiedades por la minería.
Ante estas acciones de abuso por parte de las empresas transnacionales y privadas, los gobiernos nacionales tuvieron que ceder para crear los Estudios de Impacto Ambiental (IEA), y las consultas previas, como un espacio de diálogo y concertación, entre las comunidades y las grandes empresas.
Corrupción, Crisis Política, y surgimiento del movimiento étnico contra el neoliberalismo:
Al igual que en el primero y segundo periodo de implementación del neoliberalismo, ambos sectores de derechas, fujimorismo y la centro derecha, respectivamente, eran los que dominaban el escenario; sin ningún tipo de oposición fuerte y consistente, por parte de la izquierda o sectores que querían un cambio de modelo de desarrollo.
En este periodo, incursiona el fujimorismo, liderado por la hija, Keiko, quién asume el liderazgo de la ultraderecha, con el propósito de: a) Fortalecer la Dinastía Fujimori y su relación con el grupo de poder; b) Recuperar el espacio político que mantuvo su padre en la década de los 90 del siglo pasado; c) Conquistar el gobierno para dar un viraje hacia la ultraderecha; d) Quitarle el control político que estaba en manos de la centro derecha; e) implementar las contrarreformas que la centro derecha venía realizando.
La ultraderecha apertura su presencia política en las elecciones presidenciales y congresales en 2006, pero no logra tener un espacio importante en el legislativo; a partir de esa fecha comienza una campaña tomando como referencia y simbolismo, lo que hizo Fujimori en la última década del siglo pasado. Por lo que, pudo lograr un sentimiento y reconocimiento en sectores pobres, que todavía añoraban lo que Fujimori hizo durante su periodo de gobierno; de esa manera recuperar al sector empresarial, militar, y la iglesia católica que fueron sus aliados en los inicios del neoliberalismo.
La segunda y tercera participación electoral del fujimorismo, bajo el liderazgo de Keiko Fujimori, avanzo cuantitativamente; a pesar de su derrota contra Humala y Kuczynski, que gracias al voto antifujimorista, lograron detener el avasallamiento de la ultraderecha que comenzó a tener una presencia importante. Particularmente fue en el gobierno de Pedro Pablo, en que obtuvo mayoría absoluta en el legislativo, actuando como oposición obstaculizando a las medidas del gobierno, generando inestabilidad en la política.
Es en el gobierno de kunczyski, en que se destapa los casos de corrupción más grandes y sonados en la historia republicana del país, como: a) Lavajato, b) Cocteles, c) Odebretch, d) Pitufeo, llevando a una crisis moral, ética, política, y dar inicio al proceso de ingobernabilidad democrática. De esa manera, quedo demostrado que las reformas neoliberales, permitieron la consolidación de un Estado fallido y corrupto.
Podemos resumir que la renuncia de PPK, antes de ser censurado y vacado, fue reemplazado por Martín Vizcarra, su vicepresidente quién tuvo que lidiar con el fujimorismo para impedir ser secuestrado políticamente; por lo que, tuvo que cerrar el Congreso de la República, antes que sea vacado, y convocar a nuevas elecciones parlamentarias y a un referéndum. Estas acciones lo llevaron a tener el respaldo de la población, el gran error fue no participar con un partido propio que le diera el respaldo a su gobierno; por lo que la nueva recomposición del legislativo, implico una presencia importante de la centro derecha, que lo llevaron a su derrocamiento, siendo reemplazado por el presidente del congreso de la República Manuel Merino, cuyo periodo de gobierno fue de 6 días, debido a que la ciudadanía salió a protestar, trayendo como consecuencia la muerte de dos jóvenes, renunciando su gabinete electo y por ende también él.
Tras su renuncia fue reemplazado por Francisco Sagasti, quién fue elegido Presidente del Congreso de la República y luego asumir la segunda “Transición Democrática”, que se encargara de llevar a cabo el proceso electoral para renovar el gobierno, cuyo Estado se encontraba inmerso en una crisis profunda y estructural. En este periodo, hubo un poco más de ética política.
Esta segunda crisis política, de conflicto entre la ultraderecha y la centro derecha; se ve reflejado en el triunfo de Pedro Castillo, maestro rural, con nulo conocimiento y experiencia en gestión pública, y gobernabilidad democrática. Que levanta la propuesta de un cambio estructural al modelo neoliberal, mediante una nueva Constitución Política, clamor que la gran mayoría de la población exigía desde los inicios del presente siglo.
El triunfo electoral presidencial del profesor rural y dirigente sindical, impide tener una mayoría absoluta en el legislativo para poder llevar a cabo las reformas estructurales propuestas en su campaña electoral; siendo la sumatoria de la ultraderecha, la centro derecha y la ultraizquierda que se va consolidando como la primera fuerza política en el parlamento, por lo que en alianza entre los partidos políticos, cuyos dueños son: Keiko Fujimori, Cesar Acuña, José Luna, López Aliaga, Cerrón, son los que inician la desestabilización política del gobierno del profesor rural. Mientras que, en la sociedad, los medios de comunicación en su gran mayoría (radial, televisivo y escrito), asumen su rol de contra campaña, difamación, fake news, para desestabilizar el régimen de Pedro Castillo.
Desde la segunda vuelta electoral, la derecha en su conjunto desató una contracampaña hacia Pedro Castillo, que se había convertido en una esperanza de la población que estaba en contra del neoliberalismo. Por lo que, no pudo gobernar, debido a: a) la oposición de la derecha que en todo momento buscó desestabilizar hasta tumbarlo, aprobando la vacancia ante el error de haber dado un supuesto “Golpe de Estado” que nunca existió; esta oposición se dio en los diversos escenarios de la sociedad; b) No tuvo mayoría parlamentaria, que le permitiera darle sostenibilidad a su gobierno, el partido por el que postulo le dio la espalda y apoyo la vacancia, aliándose con la derecha; c) No contaba con equipo técnico para gobernar; e) tenía desconocimiento de la Gestión Público; d) en los inicios no tuvo el respaldo de la población, que se encontraba a la expectativa, ni tampoco estuvo organizado para defender el gobierno de Castillo; e) la izquierda tradicional, pituca y aculturada, que lo apoyo en la segunda vuelta, le dio la espalda y lo dejo solo, convirtiéndose en carne de cañón de la derecha, que lo destrozo políticamente, llevándolo a la cárcel como señal simbólica de lo que es capaz la derecha para derrotar y destruir a un gobierno de izquierda.
La destitución de Pedro Castillo y su posterior encarcelamiento, similar lo que sucedió con el Presidente Zelada en Honduras y Lugo en Paraguay, que fueron derrocados por el legislativo con mayoría absoluta de derecha; este acto bochornoso en el Perú, fue la “gota que derramo el agua del vaso”, porque comenzaron a insurgir movimientos sociales, juveniles, étnicos, particularmente en el sur del País, los que comenzaron a levantar sus protestas contra este acto de injusticia realizado por la derecha hacia el Presidente Pedro Castillo.
Después de 25 años estas manifestaciones sociales y políticas, con nuevos actores, comenzaron a realizarse, para sacar a la sustituta de Castillo, que fue Dina Boluarte, que traiciono el compromiso político de izquierda, para subordinarse a la derecha. Producto de estas movilizaciones, las fuerzas armadas y policiales, que respaldaron el golpe y la sustitución del Presidente de la Republica por su vicepresidenta, provocaron un etnocidio en el sur peruano; que tanto el parlamento como las instituciones castrenses mantienen impune esta violación a los derechos humanos.
El gobierno de Dina Boluarte, ha demostrado que fue un gobierno de derecha, incapaz de solucionar los principales problemas, como el sicariato, la corrupción, y la violencia contra los manifestantes; que para poder limpiar y fortalecer la corrupción en el país, ha implicado aprobar leyes para fortalecer un Estado Fallido y una República Bananera; que es el resultado y consecuencias del modelo neoliberal.
Durante más de dos años, la derecha en el legislativo ha venido sosteniendo y utilizando a Dina Boluarte como presidenta de la República, para sus propios intereses; asimismo, ante la situación de inseguridad ciudadana que vive el país, y ante la presión social de la ciudadanía; y por último, la cercanía de las nuevas elecciones presidenciales, donde los partidos políticos que se encuentran en el parlamento tienen que dar una nueva imagen al país y en particular al electorado, para seguir subsistiendo y tener la oportunidad de volver al poder político. Por lo que, el legislativo no ha podido seguir defendiéndola, optando por retirarle la confianza destituyéndola, siendo reemplazado por el presidente del Congreso de la República, con antecedentes repudiables.
En esta ocasión la derrota de la derecha, que, por ética, debería ceder a la centro de la derecha o de la centro izquierda, la elección del nuevo presidente de la República, que se encargara de realizar la nueva “Transición Democrática”, como lo fue en el año 2000 quien fue Valentín Paniagua con Fujimori, luego en el 2020 Francisco Sagasti contra Merino, y ahora hubiese sido lo más correcto, pero la derecha es la que ha querido llevar a cabo ese proceso de “Transición Democrática”.
Estamos a puertas de unas nuevas elecciones, donde la derecha es la que ha cercado todas las instituciones electorales, jurídicas, a su favor; las leyes y normas las están favoreciendo para que pueda ganar Keiko Fujimori, en esta cuarta candidatura; además la derecha se va dividida, con diversos candidatos que aspiran llegar al gobierno. Mientras que la izquierda trata de recomponerse, y generar simpatía en la ciudadanía, que no lo ve con mucho agrado; los movimientos étnicos y sociales, de las regiones no se muestran confiado por algún líder político que les puedan representar, siguen luchando para el retorno de Pedro Castillo.
Ahora la disputa podría ser entre el neoliberalismo o un nuevo modelo de desarrollo, entre el retorno a la democracia autoritaria de los 90 del siglo pasado, o a una democracia participativa, transparente, de inclusión social y cultural.
